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Los Padecimientos en la Escena Educativa y los Avatares del Lazo Social

Por Nancy Lallana

29 junio, 2025

 

La Lic. Nancy Lallana analiza los nuevos desafíos de la epoca en el ámbito educativo, el impacto de las nuevas tecnologías, las nuevas prácticas y formas de lazo social que se generalizaron después de la pandemia.

Es imposible reflexionar sobre los cambios en las relaciones que se establecen en una institución educativa, malestares, acuerdos, fortalezas, debilidades sin detenernos en el impacto que la época de pandemia ha causado, efectos que sin duda siguen emergiendo con el pasar de los años. En efecto, no es posible una generalización, hablamos de grupos humanos de dinamismo constante y en muchos casos frente a la imperiosa necesidad de sostener los vínculos y las prácticas educativas eficientes muchos encontraron modos creativos e innovadores de mantener, acompañar y sostener “los niños, jóvenes y adultos en la escuela”, se diseñaron modos de intervención posibles que intentaron orientar el quehacer educativo, se reinventaron las prácticas y los quehaceres metodológicos que eran un cotidiano dentro del aula en el marco de cara a cara tuvieron que ser reemplazados por el uso de las Tics, encuentros virtuales, email, nuevos contratos educativos; pero en esta particularidad de la situación emergente, las demandas de cada uno de los actores institucionales dejó ver claramente, que la educación en ese vínculo de uno a uno necesitaba más que una pantalla para su sostenimiento efectivo y significación en el desarrollo de cada estudiante en los itinerarios diversos. Nada de esto resultó indemne; la presencia de una ausencia, en términos de intentar mantener un vínculo que estaba signado por la distancia o mediado por una pantalla; que tuvo implicancias en la configuración de un trauma colectivo con gran impacto en la constitución de la subjetividad particularmente de niños y jóvenes. El origen de este fue la condición del trasvasamiento brusco de la omnipotencia (no teníamos respuestas, ni simbólicas ni imaginarias, no lo podíamos imaginar, no contábamos con recursos simbólicos para pensarlo y metabolizarlo) a la condición de impotencia, la indefensión. Y este sentirnos indefensos, es porque nos sentíamos atrapados, sin poder salir afuera o salir a un afuera que estaba adentro.
Las instituciones educativas experimentaron un aumento de las demandas, un cambio en las “reglas del juego”, los canales de comunicación se diversificaron y aun así emergió una sobreexposición que generaba menos claridad en el mensaje, “fallas en la comunicación”, modificación en los tiempos para realizar las tareas o la evaluación, otros enfoques de enseñanza y formas de abordar situaciones de conflictos. La tarea en el ámbito educativo con estas situaciones donde se presentan estudiantes que proponen desafíos a la tarea como educador y límite a nuestras estrategias de enseñanza tradicionales, es modificar o construir nuevos modos de relación que tiendan a establecer lazo con nuestros estudiantes que, a veces, están por fuera de todo lazo social y buscan consciente o inconscientemente en la escuela un lugar único donde los alojen haciéndolos pertenecer. Pero no desde el lugar que se ocupa en una lista, como un número que busca responder a la política educativa de inclusión, de reconocimiento de la heterogeneidad, sino una existencia real atendiendo a sus propias singularidades, sujetos en pleno proceso de construcción de identidad, donde la necesidad de otro real como aquel que sea reflejo no se diluya en una pantalla o termine devolviendo una imagen vacía, una red sin significantes que permitan el sostén que aloje desde el cuidado, desde la pedagogía del cuidado [1]CGE Entre Rios,2021, paradigma tan en auge en estas épocas.

“Las instituciones educativas experimentaron un aumento de las demandas, un cambio en las “reglas del juego”, los canales de comunicación se diversificaron y aun así emergió una sobreexposición que generaba menos claridad en el mensaje, “fallas en la comunicación”, modificación en los tiempos para realizar las tareas o la evaluación, otros enfoques de enseñanza y formas de abordar situaciones de conflictos.”

Estos son adolescentes y jóvenes que más que nunca necesitan a ese Otro en la construcción de su subjetividad, no desde la omnipotencia sino desde un espacio que los aloje, les devuelva la palabra y su posibilidad de sentirse un otro diferenciado, en plena construcción de su autonomía e identidad. Sumado a todas las demandas a las que son compelidas a enfrentar las instituciones, también se encontraron ante la urgencia de encontrar los modos de hacer escuela en esa coyuntura.

“La pandemia lo que hizo fue hacer visible la centralidad del vínculo pedagógico, en el cual reside -por supuesto- la autoridad pedagógica, pero la autoridad entendida no en el sentido de una imposición, o de una cuestión que baja desde arriba, sino la autoridad pedagógica entendida como habilitación, como la posibilidad de abrirle al estudiante y a la estudiante nuevas posibilidades y ofrecerle las herramientas para conocer el mundo. A partir de la pandemia muchos y muchas docentes advirtieron que ese vínculo es central en la transmisión del conocimiento, o de los saberes”. [2]María Beatriz Greco 2021

¿Qué se puso sobre la mesa en ese tiempo de virtualidad? ¿Qué quedó de aquello en nuestras prácticas cotidianas? Quizás es el deseo, ese motor que pone todo a funcionar según el Psicoanálisis, también en acto de educar, es donde en estos tiempos de virtualidad como preponderante medio para establecer y sostener vínculos, la escuela nos vuelve una y otra vez a enfrentar con una realidad que parece continuar siendo la elegida, el lazo es con un otro presente, real, es un cuerpo a cuerpo.

Es interesante pensar, en este sentido, como se juega el deseo en acto educativo;¿podemos pensar que la virtualidad no causó el deseo de aprender en los niños, adolescentes y jóvenes? ¿o también algo del deseo de enseñar en los docentes se irrumpió?, ¿o es algo que viene desde antes y en la época del aislamiento y posteriormente cobró visibilidad?

¿” Educadores sin deseos de enseñar” ?, ¿” sujetos sin deseos de aprender”? Habrá que preguntarse sobre el ¿qué?, dirigir la mirada hacia ese “punto de encuentro entre el agente y el sujeto de la educación” [3]Moyano, 2010. Es allí donde se significan los aprendizajes cobrando forma; esos mismos aprendizajes que más adelante el sujeto resignificará; cambiará o desechará, pero innegablemente parecería que en el vínculo, en el encuentro con otro en donde esa re significación es posible.

¿qué es lo que inquieta a nuestros estudiantes?, ¿qué les estamos ofreciendo?, ¿qué Otro necesita ese sujeto? Ya desde Freud la escuela aparece como un lugar en donde convergen demandas, deseos, conflictos, anudamientos y des-anudamientos; para los estudiantes la escuela es, básicamente, el lugar de la sociabilidad, de la relación con los sus semejantes; valoran a la escuela por ese motivo, a pesar que muchas veces manifiestan lo contrario “acá no nos dejan hacer nada”, “…siempre hay que pedir permiso, para todo” , termina siendo un lugar donde los alojan, propician oportunidades para vincularse con otros, para ensayar y afirmar grupalidades diferentes, intensas, necesarias.

Problematizar la heterogeneidad y asumirla implica sostener que hay un contexto social que atraviesa las biografías juveniles; es afirmar la necesidad de analizar aquellas situaciones de despliegue de la subjetividad.

¿Qué lugar ocupa el deseo de saber y el de enseñar en este proceso educativo? ¿Qué implicancia subjetiva se evidencia en cada uno de los actores institucionales en las dificultades emergentes? ¿ qué nuevos lazos son posibles de tejer y de sostener?

Pensar en la escuela como lugar de “encuentro” es hacer de la escuela un lugar que promueve la participación y donde se ejerce una autoridad democrática que posibilita el diálogo y la circulación de la palabra.  [4]Cornu, 2012

¿Qué posibilidades tiene hoy la escuela de tejer esa trama de significaciones que atempera, que protege, que resguarda y que posibilita por esa vía el acceso a la cultura, cuando la realidad se presenta con la virulencia que conocemos? ¿Qué márgenes tenemos hoy los adultosque habitamos las escuelas de constituirnos en “esos Otros que mantienen algún grado deintegridad” para tejer una trama significativa que aloje lo que irrumpe como una realidad, muchas veces irracional, cuando también nosotros nos hallamos vulnerados por las mismas circunstancias? [5]Zemanovich, 2003 Referencias Brignoni, S. (2014), Síntomas actuales en ámbitos educativos. Saber y sublimación. Clase 3, Seminario I. Especialización “Psicoanálisis y prácticas … Continue reading.

Muchos interrogantes, algunas certezas, tiempos para reflexionar sobre la educación, los contextos, el atravesamiento de las instituciones educativas y el nuestro en el diario transitar por sus espacios y tiempos.-

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