Seleccionar página

Ars

Por José Asunción Silva

 

El verso es vaso santo. Poned en él tan sólo,
un pensamiento puro,
¡en cuyo fondo bullan hirvientes las imágenes
como burbujas de oro de un viejo vino oscuro!

Allí verted las flores que en la continua lucha,
ajó del mundo el frío,
recuerdos deliciosos de tiempos que no vuelven,
y nardos empapados en gotas de rocío

para que la existencia mísera se embalsame
cual de una esencia ignota,
¡quemándose en el fuego del alma enternecida
de aquel supremo bálsamo basta una sola gota!