
Borde
Por Antonella Paltrinieri Fissore
∈/ ∉
Cierro mis ojos ante las puertas del sueño
mi único aliado junto a la inconsciencia:
no pertenecer a este mundo
en ningún aspecto.
Si tiene que ver con perder el balance,
me sirve.
Me sirve porque así aprendí a vivir.
La supervivencia es desbalance:
lo prioritario es seguir viva
el costo es todo lo que queda por fuera
ustedes saben,
lo han sentido.
Surfilar un borde con aguja e hilo
hincar la palabra en la carne
y ponerla a prueba
a ver si cae o no,
a ver si me acerco a las cosas
como las contingencias que son
o como a las urgencias en las que las transformo.
Mi respuesta singular:
tender los hilos, tensarlos, tejerlos
a veces romperlos y volver a anudarlos
y lo que ha sido anudado
no puede jamás ser deshecho,
es ley.
Todo es urgente,
para ayer para siempre
para girar girar girar
arriba de la piel agria de la urgencia
girar
tratando de ponerle palabras a todo
desmedida en el habla,
precipitada,
arrepentida después de lo dicho.
Cómo pasar del grito a la palabra y de la palabra al silencio
¿cómo llegar al segundo aire?
cómo retomar la cadencia cuando me salteo un par de pulsos
¿cómo llegar al siguiente round?
Convertirse en una bordadora es ir al detalle
más y más fino
tratar de ver el archipiélago como un todo,
detenerse,
aceptar la sutura que no tiene lógica
pero funciona.
El cacareo por fuera es constante:
bordar es sostener en el tiempo
dejar algo para mañana
para pasado seguirlo con otra intención.
Llevar el hilo hacia arriba
y luego atravesar
y luego bajar
y así crear algo más que una collar de urgencias
un dibujo con espíritu propio
algo que me exceda en su potencia,
no en su desmesura.