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El 99 no salió

Por Fernanda Suárez López fernandasuarezlopez@hotmail.com

El 99 no salió

Esa tarde sabía que el 99 sería el número ganador. Me tomé un café y salí a las chapas a lo de Oscar. » Vengo a jugarle a los hermanos.

Ponele a la cabeza en la matutina de la provincia, 90 mil pesos al 99″.

Como para no sentirme tan vil le pedí un Quini y un Loto.

Oscar levantó una ceja y empezó a mirarme a los ojos. Rápido desvíe la mirada hacia un costado que estaba la tele. Fingiendo que no me importaba una mierda con cara de empresario para que el forro sepa que él es un esclavo y yo de última tengo posibilidades de ganar mucha guita algún día.

Y ahí me distraje con la tele. Fue raro, ese día hacía dos semanas que mi psicóloga me atendía en paro. Estaba agotada la flaca. Se la veía mal. Así que leí «Reclamo de marea blanca» y justo me pareció verla pasar por la marcha. Entonces yo ya no miraba la tele, la tele me miraba a mí. Me empezó a atravesar todo lo que estaban pasando esos pibes que me sostuvieron todo este puto tiempo de pandemia. Y escuché el relato de la marea Blanca. Los que eran esenciales en el 2020 ahora son descartables? Qué loco mundo…. en realidad pensé «Que país del orto» pero odio ser como todos esos chetos que se quejan del país.

Y me envolvió la pena. No como el pelotudo de Oscar. Estos pibes ganan una miseria y le salvan la vida a la gente…pensé. Claro….pero vidas que no valen un carajo para este sistema de mierda. Ojalá el destino haga que algún político pase una pesadilla en hospital público. Que lo entienda una residente que lleva 30 horas sin dormir. Que la vea vacilar…delirar… .qué tenga miedo.

Nadie está exento de eso. 

Pero yo sí dependo de estos pibes. No como contingencia. Es mi realidad. Mi vieja es directora de escuela y mi papá un discapacitado. Salvo que ahora salga el 99 y nos cagamos todos de risa.

Pero sino sale….más vale que la tía me tire algo porque ni para la medicación me queda.

Sin mis pastillas no paro de pensar boludeces, no duermo.

Así que no me interesa si el pelotudo de Oscar me respeta. Con que preste atención a lo que  pasa en salud pública es suficiente.

Después de todo, lo más importante es ser respetable para uno mismo.

A mí me chupaba un huevo, digo mal, dos huevos que este tipo piense que soy un fracasado de mierda, que vivo fumando marihuana. El forro no se miró al espejo? Está atornillado a esa puta silla esperando que una máquina emita el ticket de la ilusión. Me quedo con mi forma de fracasar. Tengo más tiempo que Oscar….menos ojeras y si la pego algún día con la quiniela, voy a bajar de una Ferrari roja a comprar el doble cero en la agencia de Oscar, primero, porque es el número favorito de mi abuela.  Y segundo, para romperle los huevos un poco más a Oscar.

Mi situación estaba ardida: ya había gastado todos los ahorros de mi abuela, esos que sólo los nietos favoritos sabemos donde están.

El jarrón gris, por primera vez se había quedado seco.

Sin miedo al éxito, me trepé arriba de un armario destartalado…un mueble de esos chinos de melamina que duran 3 meses. Pasé la mano por arriba del armario de ébano (única antigüedad que conserva, un regalo de Bodas) y lo único que encontré fue mugre.

Bajé pegando un salto y me frote las manos en el pantalón de jean.

Agarré el auto de mi viejo y puse la radio. Anunciaban que en minutos pasaban resultados de la provincia. Me empecé a acelerar…faltaba poco.

Vivo a 10 cuadras de lo de mi abuela, así que llegué rapidísimo. Todavía tuve que esperar un gran rato hasta que sorteen provincia.

Empecé como siempre…con palpitaciones. Respiré profundo y contenía la respiración ….mientras me imaginaba unos labios carnosos diciendo noventa y nueve.

Ahí nomás me llené de alegría y agarré el control remoto y lo estrellé contra la tv 33 pulgadas. Era una locura ver saltar miles de cristales por el aire.

La Play también voló y cuando lo recuerdo, no sé porqué la imagen me aparece en cámara lenta, como va estrellándose contra la pared en cámara lenta toda una cosa carísima de plástico.

Así que agarré un martillo y empecé a romper la casa. Como si todo el tiempo una Play se diera contra la pared con esa misma furia.

Comencé por el baño y seguí por el dormitorio. Y se me ocurrió entonces incendiar las sábanas, porque después de todo, ¿para qué mierda me podían servir esas sabanas viejas con pelotitas si estaba por ser millonario?. Mirá si me voy a preocupar por algo….en 3 minutos soy un nuevo Quique.

La radio anunció el inicio del sorteo de la matutina en provincia y ahí las palpitaciones no paraban. Parecía que me llevarían directo a un infarto. Como le paso a mi abuelo y a mi viejo.

Y en el momento más esperado…. la hija de re mil puta lo volvió el momento más des-esperado.

Dijo «Noventa y uno». Porqué no le tocó decir «Setenta y seis» a esta forra. Y ahí el humo… Que ya había agarrado las cortinas, me obligó a salir de la casa.

Ahora estoy acá, de vuelta en el pabellón F del Álvarez. Los pibes me dicen que no dan más los profesionales de salud. Que todos tenemos que ayudarlos a luchar.

Y ahí recordé, mejor dicho, entendí, que hace 5 días que no tomo medicación. Que a mi médico, Ricardo, no lo veo hace 3 semanas porque también paró. Me dió la receta otro profesional porque había paro…pensé en volver al otro día para verlo y retirar la medicación pero me colgué.

Si vos pensaste que estoy loco, es hora que pienses que loco es todo esto.