
La autora nos propone una reflexión sobre la naturaleza del duelo y su relación con el trabajo de análisis ¿Realmente se termina de superar la perdida en un duelo? ¿Qué lugar tiene el sufrimiento para el que atraviesa un duelo y para el que consulta con un psicoanalista?
“Sufro del miedo de lo que ya ha tenido lugar”
Roland Barthes
Desde la teoría psicoanalítica pensamos al duelo como un proceso surgido por una pérdida concreta u abstracta. Esta pérdida dará lugar a un trabajo que requerirá un tiempo, dicho trabajo podrá concluir pero dejará marcas inevitables, que Sigmund Freud llamó cicatrices.
Durante el proceso del duelo, el Yo quedará necesariamente absorbido por la misma situación, hasta que luego de realizado ese trabajo, – que conlleva necesariamente resistencias a las que el sujeto se aferrará aunque sufra – la libido podrá redirigirse a nuevos objetos.
Freud le da dignidad al trabajo del duelo, no lo considera un estado patológico, aunque se manifiesten durante el proceso desviaciones de la conducta.
Para el padre del psicoanálisis un duelo, transcurrido un tiempo acompañado de trabajo subjetivo, podrá superarse. Para referirse a la “superación” del duelo, Freud utiliza la palabra alemana “Überwindung”, que significa: vueltas espiraladas en un camino sinuoso, -se tratará de un espiral, no de una semirrecta- esa connotación es afín al “Aufhebung” de Hegel, en donde se supera, se suprime y se niega al mismo tiempo, no obstante para la experiencia psicoanalítica no habrá síntesis, sino un resto imposible de eliminar, ya que el duelo concluye con una cicatriz.
«Entonces, a partir de conjugar estas dos variables: el duelo y el trabajo del psicoanálisis, llegamos a la conclusión de que están orientados por un mismo hilo conductor, que es que en ambos trabajos su finalización es con un resto imposible de eliminar: la cicatriz en el duelo y los restos sintomáticos en el análisis.»
Un punto en común entre el trabajo del duelo y el trabajo del análisis, está en relación al tiempo, que es una variable necesaria para el desplazamiento de la libido y la realización de un tratamiento psicoanalítico, que si bien termina, esta finalización será con saldos de distinta índole; así lo plantea Freud en «Análisis terminable e interminable», allí mencionará “al fragmento de agresión libre” que hace referencia a que de la pulsión de muerte no nos curamos.
Entonces, a partir de conjugar estas dos variables: el duelo y el trabajo del psicoanálisis, llegamos a la conclusión de que están orientados por un mismo hilo conductor, que es que en ambos trabajos su finalización es con un resto imposible de eliminar: la cicatriz en el duelo y los restos sintomáticos en el análisis.
Sin embargo, en el trabajo de análisis y en el trabajo del duelo, al producirse el pasaje de la herida a la cicatriz se posibilita otra relación con el dolor con la perspectiva de la invención en el horizonte.
Finalmente, en el trabajo de tramitar el duelo, tanto como en el trabajo de análisis se posibilitará otra posición con la cicatriz, otra mirada respecto de las propias heridas, con la perspectiva de la invención en el horizonte.
Verónica Wainszelbaum es Psicoanalista, Magister en Clínica Psicoanalítica. Docente adjunta de Psicoanálisis Freud 1 (UBA). Autora del libro De cicatrices e invenciones. El duelo y el trabajo de análisis. JCE ediciones. Dejamos el link a la reseña.
Artículos relacionados
De la caridad balzaciana al santo lacaniano
carlitaleonardi@gmail.com Carla Leonardi realiza un cruze entre la monumental obra "La Comedia humana" de Balzac y el conceto de "santo" de Jaques Lacan ¿Qué encontramos en esta pieza literaria sobre el presente? ¿Qué nos dice sobre el capitalismo y las formas...
¡Al gran pueblo argentino Salud!
paulasuarlopez2@gmail.com Paula Suárez López nos hace llegar una reflexión sobre los despidos masivos en salud de este mes. Siendo trabajadora del Hospital Nacional en Red Laura Bonaparte, nos cuenta en primera persona cómo transita este momento en su hospital....
Después del Sol
La autora reflexiona en torno a la película Aftersun de la directora Charlote Wells. Nos habla de la mirada como protagonista, del detalle como mensaje. El relato de una situación común, las vacaciones de un padre con su hija, que muestran más de lo que parece....