
La escritora María Elena Gómez nos comparte una interesante reflexión sobre la antigüa concepción del tiempo circular, del eterno retorno de lo mismo y los lugares comunes en el arte.
Si hablamos del tiempo en la cultura, encontraremos la circularidad. El punto que marca lo extremadamente importante. Sobresale en sí mismo. El tiempo circular, dónde las cosas, actos, comportamientos se repiten; así como los pensamientos y las historias humanas, cambiando contextos, asimilando la cultura del pasado con la del presente.
En este caso, el pensamiento (Arma divina del hombre) se expresa en frecuencia con el tiempo que transcurre frente a esa mente ávida para plantearse la nueva forma de representar lo que se vive y como se lo hace.
El estímulo de afuera hace al pensamiento somático. Se representa a un ser anestesiado, obsesionado, ansioso con su congenialidad. Le viene de otras generaciones.
Este pensamiento psicosomático, en el que el cuerpo se ve afectado por el pensamiento y éste a su vez, por todo un pensamiento común a la época en que se vive; expresa en el arte parte de lo que experimenta. Dejando así registro de una época.
En tal caso, el arte es circular como el tiempo. Se repite, pero tomando diferentes formas y maneras de expresarse, dada la época.
El caos humano siempre es el mismo. Gira alrededor del poder, avaricia, celos, odios, guerras, hambres, pestes, matanzas.
Este arte fue representado en las cavernas, en la antigua Egipto, en la época romántica. Tenemos a Shakespeare en Romeo y Julieta, hablándonos de un amor imposible, pero también nos cuenta cómo era la Europa medieval. Así como las tragedias griegas nos cuenta cómo se vivía en esa época.
Nuestro siglo XXI no cambió en cuanto al comportamiento humano, sí lo hizo por el avance de la tecnología, medicina, y otras ramas científicas y electrónicas, que nos ponen en este siglo. Ahora la problemática social se le parece bastante a la de otros siglos, por eso es por lo que el arte, en cierta medida, refleja lo ya vivido por otras generaciones.
Damos miles de vueltas, pero siempre estamos en el mismo lugar con diferentes herramientas para crear, como para destruir.
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