“…Bella junto con sus colegas Valeri Sanderov y Boris Kanevsky (estos dos últimos abiertamente opositores al régimen comunista), en 1978 organizaron varios cursos paralelos de topología, álgebra lineal y análisis real y complejos, idénticas a los que se impartían en los primeros años de las carreras del Mehk-Math, pero en lugares distintos y rotativos…”

El estado imperial ruso, previo al Unión Soviética, permitió a las mujeres estudiar en universidades desde comienzos del 1900 aproximadamente, acorde a una corriente feminista y globalista que empezaba a dejar los prejuicios del pasado, pero la presencia femenina en las aulas era muy reducida; más aún, en carreras relacionadas a las ciencias exactas. Una de esas mujeres fue Bella Abramovna Subbotovskaya, de procedencia judía, que había estudiado en el Mehk-Math durante algunos años y que, según sus biógrafos y demás registros de memorias que la recuerdan, era increíblemente inteligente, muy amable y servicial. Ella, observando la creciente cantidad de docentes forzados a dimitir en sus cargos y de alumnos expulsados o rechazados por los mandatos del departamento político de Mehk-Math, notó que todos estos eran parte de la comunidad semita o se los consideraba -o simplemente se sospechaba, sin evidencias contundentes- posibles disidentes políticos no tan contrarios como para ser enviados inmediatamente a las cárceles de trabajo, que antes habían funcionado como gulags. Ante esta situación, Bella junto con sus colegas Valeri Sanderov y Boris Kanevsky (estos dos últimos abiertamente opositores al régimen comunista), en 1978 organizaron varios cursos paralelos de topología, álgebra lineal y análisis real y complejos, idénticas a los que se impartían en los primeros años de las carreras del Mehk-Math, pero en lugares distintos y rotativos: galpones de fábricas, obras en construcción, algunas de las aulas de la escuela donde Bella trabajaba como profesora de nivel secundario e incluso en el departamento donde habitaba. En contadas ocasiones, para evitar las sospechas de los interventores políticos, ella y sus colegas solicitaron espacios áulicos bajo la excusa de ser parte de una organización llamada «Cursos nocturnos de actualización para profesores de matemática en escuelas»; de este modo, podía esconder la finalidad y profundidad de los temas abarcados en sus clases, presentándose como formadora de docentes escolares. A esta modalidad de enseñanza académica espontánea y casi encubierta se le apodaría, por sus propios alumnos, «la universidad del pueblo judío».
A pesar del mote, no se limitó a atender ese particular estrato religioso y social, sino que «la universidad» estaba abierta a todo aquel que tuviese los conocimientos matemáticos suficientes como para comprender los contenidos que se impartían; en su mayoría, eran alumnos del Mehk-Math que daban a conocer su existencia por el «de boca en boca». Quienes impartían las clases eran docentes reclutados por la misma Bella que hubiesen sido expulsados o marginados del sistema de educación soviético (ya se suponen las razones) con la sola regla de no promover, predicar ni incitar alguna actividad política: el objetivo y sentido único del espacio era la enseñanza y el aprendizaje de la matemática.

La tarea y dedicación de esta mujer a su causa fue admirable y curiosamente olvidada por la historia. Bella se doctoró en 1967, y entre 1961 hasta 1980, publicó cuatro artículos académicos (dos bajo su nombre y otros dos con su apellido de casada, Muchnik), mientras que fue consultada como guía y correctora de numerosas tesis doctorales que la mencionan en dedicatorias y agradecimientos. Simultáneamente, daba clases en un instituto de enseñanza secundaria, llevaba a cabo las labores domésticas de su hogar y, en los tiempos sobrantes, se entregaba por completo al mantenimiento de su universidad clandestina. Respecto a esto, Misha Shifman, en su libro You failed your math test, comarade Einstein (World Scientific Publishing Company- 2005) rescata el siguiente comentario del fallecido profesor Andrei Zelevinsky sobre Bella, respecto a cómo organizaba las clases, acomodaba sillas, limpiaba pizarrones y demás atenciones:
Llevaba a cabo todas estas tareas con una sonrisa y sin aparente esfuerzo. Su presencia creaba un entorno maravillosamente agradable, hogareño y cálido. Se ocupó de todos los problemas para la enseñanza de los docentes diariamente. Es necesario decir que nadie recibía paga por la labor.
La universidad del pueblo judío funcionó entre 1978 y 1983, aproximadamente. Entre estos años, la fortaleza estatal de la Unión Soviética ya transitaba su ocaso, pero sobrevivía en el cuerpo político una aversión al cambio que desembocó en la toma de malas decisiones de orden económico, político y social (verbigracia, el conflicto ideológico con Estados Unidos que confluyó en la Guerra Fría, la disimulada derrota rusa en guerra contra Afganistán, la crisis financiera por el agotamiento de las reservas de petróleo rusas y el sobregasto en armamentística, por decir algunas) derivó en prácticas desagradables contra sus propios ciudadanos, a fin de sostener un ideal decadente. Una de estas prácticas fue la creciente persecución y detención de los miembros de movimientos anticomunistas o promovedores de prácticas políticas ajenas al comunismo, quienes eran apresados, condenados a trabajos forzados, o al exilio ^[3]Castigo que también caía sobre sus esposas, hijos y demás familiares, a veces por simple razón de sospecha. en ciertos casos, se sucedieron extrañas muertes^[4]Alexander Litvinenko- un ex oficial de la KGB que trabajó como escritor y consultor en el servicio de inteligencia de la corona británica luego de una larga persecución y periodos de arresto-, en … Continue reading. El caso de Bella Abramovna Subbotovskaya fue uno de estos últimos: en 1982, la mujer fue convocada por investigadores de la KGB a fin de ser interrogada. Se cree que se le solicitó declarar en contra de sus amigos y colegas Senderov y Kanevsky, propuesta que ella denegó. Sospechosamente, unas noches después, el 23 de septiembre de 1982, un camión la atropelló, un automóvil se detuvo a comprobar lo sucedido y luego una ambulancia se la llevó en una bolsa para cadáveres. Consecutivamente, Senderov y Kanevsky fueron encarcelados y la «universidad del pueblo judío» desapareció.
A pesar del final trágico, Bella Abramovna Subbotovskaya fue una de las más grandes defensoras de la educación matemática cuya lucha se ejecutó en un opresivo ambiente político-social, con el añadido de la discriminación académica en contra de la comunidad judía. Son pocas las personas que la conocen y su obra escrita firmada, si bien no fue cuantiosa, profundizó en las bases de la ciencia, y se nos presenta como un ejemplo de entrega, amor y coraje; creemos que su memoria no debe ser olvidada.