Paula Suárez López reflexiona sobre la ludopatía juvenil. Rastrea el origen del término, lo que tiene en común con otras adicciones y en qué se diferencian, y cómo se presenta actualmente en el nuevo fenómeno que afecta a los jóvenes argentinos.
Partiremos en primera instancia de especificar a qué se le dice ludopatía o trastorno del juego o por el juego. Etimológicamente ludo es juego y patía es enfermedad. En la década de los 80 es que es incluido en el manual de psiquiatría DSM como diagnóstico. Sin embargo, no se ha establecido hasta la fecha un consenso de clasificación respecto a la gravedad de los diferentes casos.
La ludopatía afecta a todas las clases sociales por igual, pero es relevante que en este último tiempo se ha indicado que hay un índice mayor de adolescentes varones en Argentina con esta problemática.
Desde la clínica se piensa a la ludopatía como una pasión de esa práctica que realmente puede llegar a ser devastadora. Ahora bien ¿cuándo hablamos de patología? Esta pregunta es del orden de lo necesario, porque es muy difícil saber dónde se encuentra la medida para saber si alguien consume mucho o poco, o cuándo ese consumo es un problema. Porque puedo jugar 10 mil pesos para una persona es mucho, pero otra persona es poco. Entonces lo que orienta para pensar si hablamos de una patología es cuando el sujeto no continúa con sus espacios vitales y son trastocados por el juego. Si un sujeto deja de ver a la familia, a la pareja, a los amigos, falta a la escuela, al trabajo, no estudia por apostar, estamos hablando de un problema. Como toda adicción tiene que ver con el exceso de ese consumo y el problema es antes del consumo. Ese problema es lo que el sujeto tapa con un consumo excesivo de x sustancia, cosa o actividad.
“Otra cuestión a considerar es que en la ludopatía hay una ilusión muy fuerte en el azar, esto que se suele escuchar de «yo le voy a ganar». Lo conveniente a pensar cuando hablamos del azar, es que el azar no hace serie, lo que nos indica entonces que el jugador es un creyente, realmente un fiel creyente en el destino, pero el azar es inatrapable, no se lo puede dominar. El azar es lo que te asegura que el que juega más temprano que tarde, sistemáticamente pierde.”
El juego es algo viejo, como muchos otros vicios. La primera máquina tragamonedas se creó en California, EEUU en el siglo XIX, año 1895 el ingeniero alemán Charles Fey. En particular en la Argentina fue en los años 90 que se abrieron a mansalva casas de juego y casinos, sin ningún tipo de regulación. En España hace unos años se publicó una investigación que indicaba que la ludopatia era la primera causante de suicidios por sobre todas las otras adicciones y respecto al suicidio es interesante pensar que el ludopata grave, el sujeto jugador se juega todo, incluso puede jugarse la vida. En este tipo de casos uno puede ver que se suelen dar con un aislamiento y con una compulsión o impulsividad de la conducta de jugar.
Se estima que de las adicciones es mucho más común que llegue a consultar un sujeto con adicción a una sustancia por ejemplo alcohol o drogas que una persona que tiene problemas con el juego. Es importante tener en cuenta que podemos homologar el lugar de la sustancia, con el lugar que ocupa el juego. La particularidad que se encuentra en la ludopatía son los comportamientos asociados a la práctica del juego patológico, los cuales al comienzo sobre todo se suelen minimizar. Entonces la ludopatía entra en la categoría de adicción, pero el primer problema con el que nos encontramos es que se lo vea como un problema realmente.
Generalmente es un familiar cercano a la persona que está atravesando un problema con el juego quien realiza la consulta o si llega un sujeto, es porque está totalmente acorralado y en urgencia. Se puede establecer que en la ludopatía se pierde y si la pérdida no se elabora se repite, esto ya lo planteaba Freud. Es más, muchos casos de ludopatía aparecen luego de un duelo patológico.
Con las apuestas virtuales en particular una de las complicaciones es que el sujeto no necesita ni siquiera salir de su casa para realizar la apuesta, incluso lo hace por el celular. Entonces acá se puede ver que no intermedia el Otro en ningún momento. Por otro lado, tenemos el imperio de las pantallas en las cuales el sujeto se sumerge para no salir por horas o en algunos casos días.
En el caso de los adolescentes, hay dos cuestiones a señalar. La primera es que Argentina se puede apostar a partir de los 18, pero las app son curiosamente falsables fácilmente, entonces encontramos adolescentes desde los 13 años apostando. Otro dato interesante respecto a los problemas del juego en la adolescencia, es que esto fue descubierto por docentes, en el ámbito escolar. No en sus casas, lo que no nos permite extraer ninguna conclusión aún, pero sí preguntarnos por este observable.
Otra cuestión a considerar es que en la ludopatía hay una ilusión muy fuerte en el azar, esto que se suele escuchar de “yo le voy a ganar”. Lo conveniente a pensar cuando hablamos del azar, es que el azar no hace serie, lo que nos indica entonces que el jugador es un creyente, realmente un fiel creyente en el destino, pero el azar es inatrapable, no se lo puede dominar. El azar es lo que te asegura que el que juega más temprano que tarde, sistemáticamente pierde.
También habría que pensar que en cuestiones del azar si bien se gana o se pierde, esto no está relacionado a una capacidad del jugador, que ejecuta tal acción con destreza o implica un razonamiento o lógica. En juegos de azar realmente no hay ningún tipo de estrategia a pensar. Lo que complejiza más aún el asunto en la ludopatía es que la acción implica en su gran mayoría, no siempre, el dinero en el medio. El dinero es un objeto libidinal que hoy está en el cenit de la sociedad.
La psicoanalista especialista en el tema, Mariela Coletti, explica que el goce en las apuestas se da incluso en el instante mismo de la apuesta. El goce no se da en la obtención del dinero simplemente, sino más bien en la incertidumbre. Y en relación al dinero, hay que tener en cuenta que cada sujeto se relaciona con el dinero de manera particular, por lo tanto es importante que cuente qué tipo de relación tiene con el dinero (lo acumula, no lo toca, lo invierte, lo gasta, lo regala, lo juega) y también ir al detalle de la escena cuàndo juega, còmo cuando, con quièn como, lo previo y lo posterior, etc. Muchas veces se escucha en estos pacientes que esta sensación de incertidumbre es lo que los hace sentirse vivos.
Lo que se puede decir respecto a la época en la que vivimos es que las casas de azar tienen a disposición la ciencia, la técnica, la tecnología. Ellas se ocupan de los avances de las cosas. No se ocupan de sus consecuencias.
El crecimiento de los juegos de azar en particular en la pantalla tiene que ver con la facilidad de acceder, los seductores que son esos colores y sonidos, que detrás de eso hay todo un estudio y por qué no agregar un amplio mercado. Estos juegos están diseñados para la repetición.
Solo me queda por agregar que si se encuentran con problemas de juego o tienen algun conocido que necesite ayuda profesional, pueden llamar al 0800-999-0091, una línea telefónica atendida por psicólogos las 24 horas todos los días del año para que los contengan y orienten.
El tratamiento que se intenta hacer desde el psicoanálisis con este tipo de problemáticas es obviamente instalar la palabra. Que el paciente pueda desplegar un relato sobre lo que hace de modo repetitivo, a que pueda responsabilizarse por lo que cuenta, que pueda ubicar su lugar en la escena.
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