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El sabor del des-encuentro:

Escrito por Virginia Chiacchio

29 junio, 2021

A partir del análisis de una vieja propaganda de Cerveza Quilmes, proponemos repensar los encuentros y des-encuentros de la histérica actual con el amor.

Buscando “amor” en la definición del diccionario de la Real Academia española encontramos: «Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser». En esta definición ya podemos ubicar que el amor tiene que ver con algo de la falta y con algo del otro.

Desde el psicoanálisis sostenemos que el amor viene a velar la no relación sexual; es decir, el amor viene a velar una falta constitutiva de todo ser hablante. Aparece entonces al servicio de la ilusión de conjunción, complementariedad, de encuentro.

El amor sería un lazo que permitiría ir del Uno al Otro, esto es, del goce del Uno, a la búsqueda de un objeto de deseo en el campo del Otro, que permite salvar a estos dos bandos de la publicidad de una temible guerra.

“…el amor viene a velar la no relación sexual; es decir, el amor viene a velar una falta constitutiva de todo ser hablante. Aparece entonces al servicio de la ilusión de conjunción, complementariedad, encuentro.”

En el Seminario 8, “La transferencia” ubicamos la definición de amor de Lacan: “El amor es dar lo que no se tiene”…lo que quiere decir que para amar hay que primero reconocer la propia falta. En la Entrevista realizada a Jacques- Alain Miller por Hanna Waar para la Psychologies Magazine en octubre del año 2008, Miller retoma esta definición de Lacan y explica que esa falta, una vez reconocida, hay que darla al otro, ubicarla en el otro. Dice: “No es dar lo que se posee, bienes, regalos. Es dar algo que no se posee, que va más allá de sí mismo. Para eso, hay que asumir su falta, su “castración”, como decía Freud. Y esto, es esencialmente femenino. Sólo se ama verdaderamente a partir de una posición femenina. Amar feminiza. Por eso el amor es siempre un poco cómico en un hombre”.

El sujeto trata entonces, por la vía del amor, de inscribir su goce propio en una relación con el Otro. El lazo del amor es la fuerza que une, que busca siempre a otro como intermediario, que hará condescender al goce en el campo del deseo. Para esto es necesario ceder algo. “Revísame todos los mensajes y pisotéame la intimidad”. Así es, que el lazo del amor, no la cerveza, es la fuerza que une que busca siempre a otro como intermediario que hará condescender al goce en el campo del deseo.

Ahora bien, en los discursos de la época actual el amor ya no aparece como un ideal; reina el imperativo que manda a gozar: ¿Cómo se ubica la histérica hoy con respecto al amor frente a este empuje a gozar? ¿Cuáles son los efectos que producen los discursos actuales, y en particular el discurso del derecho, sobre los sujetos histéricos?

El pretendido igualitarismo que buscan estos discursos, encuentra su límite en la diferencia sexual, en un real de los cuerpos. Entonces ahí surge el discurso de la ciencia para hacer posible lo imposible, con el supuesto borramiento de la diferencia; que se pueda todo, que no falte nada. Pero la condición para el amor es que algo falte. Estos discursos parecen ir ganándole terreno al discurso sobre el amor, el cual va perdiendo importancia y pasando de moda. El amor se vuelve “líquido”, dice el sociólogo Zygmunt Bauman.

En los tiempos de Freud la histérica se ubicaba en una posición más pudorosa frente al goce sexual que la histérica de hoy. Actualmente encontramos mujeres actuando en otra posición, mujeres disociando amor y sexo al modo masculino; es decir, no sólo que acceden al encuentro sexual más fácilmente, sino que muchas veces son ellas las que avanzan y proponen, e incluso ofrecen su cuerpo como un objeto más del mercado de consumo.

Creemos que la histérica se sostiene en el desencuentro amoroso de la época; es decir, que logra evitar saber algo de la falta que se pone en juego en la experiencia del amor, lo que denominamos “el sabor del desencuentro”. Aunque como la cerveza, es un sabor amargo.

En la entrevista anteriormente mencionada, Miller dice: “la forma femenina del amor es más erotómana que fetichista: quieren ser amadas, y el interés, el amor que se les manifiesta, o que suponen en el otro, es a menudo una condición sine qua non para desencadenar su amor, o al menos su consentimiento. El fenómeno está en la base de la conquista masculina.”

«

Quieren ser amadas

Es decir entonces que las mujeres de hoy pueden tener un cierto empuje a no comprometerse con nadie, desentenderse de las relaciones amorosas e intentar configurarse en un goce contable. Sin embargo, esas mismas mujeres se enamoran y se desarman: “Quiero ver repuestos, llévame a Warnes!!!”

Como vemos en la publicidad, el amor puede velar la no relación sexual, pero no antes del instante en que los cuerpos se encuentran. Es sólo en presencia de los cuerpos, al momento en que entran en contacto, a través de la mirada o la voz, que hombres y mujeres bajan las armas.

PROPONEMOS ENTONCES ¡HAGAMOS EL AMOR Y NO LA GUERRA!

 

Artículo elaborado por la Lic. Chiacchio Virginia, Lic. Liefeldt Ayelén, Lic. Moss Agustina, Lic. Suárez López Paula y Lic. Tesi Julieta.

 

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